Un creciente conflicto comercial entre Estados Unidos y Canadá está causando tensión económica, especialmente en regiones fronterizas como el estado de Washington y Columbia Británica. El plan del presidente Trump de imponer un arancel del 35% a los bienes canadienses ha generado oposición bipartidista en el Congreso, con legisladores presentando proyectos de ley para eximir a las pequeñas empresas de estos aranceles. Funcionarios locales, líderes empresariales y políticos de ambos lados de la frontera advierten que los aranceles están perjudicando a las pequeñas empresas, la agricultura y las industrias marítimas, y podrían causar un daño duradero a la históricamente sólida relación comercial entre Estados Unidos y Canadá. Funcionarios canadienses y legisladores estadounidenses están pidiendo el fin de la guerra comercial, citando el aumento de costos, pérdida de empleos e incertidumbre económica. La situación sigue siendo tensa a medida que se acerca la fecha límite para los aranceles, con ambas partes instando a la cooperación para evitar más daños.
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