La administración de Trump ha ampliado su polémica política de deportación a terceros países al enviar a cinco inmigrantes condenados por delitos graves, originalmente de Vietnam, Jamaica, Laos, Cuba y Yemen, a Eswatini, un pequeño reino africano donde no tienen lazos. Esta acción ha provocado una amplia condena por parte de la oposición de Eswatini, la sociedad civil y grupos internacionales de derechos humanos, quienes acusan a Estados Unidos de utilizar al país como un 'vertedero' para deportados no deseados. El gobierno de Eswatini afirma que los hombres están en confinamiento solitario y planea repatriarlos, pero el proceso sigue siendo poco claro. Las deportaciones también han sorprendido a diplomáticos y enfurecido a los países de origen, algunos de los cuales niegan haber rechazado a sus nacionales. Los críticos argumentan que la política viola los derechos humanos y sienta un preocupante precedente para las prácticas internacionales de migración y deportación.
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