China ha comenzado la construcción de lo que está destinado a convertirse en la presa hidroeléctrica más grande del mundo en el río Yarlung Tsangpo (Brahmaputra) en el Tíbet, con una inversión asombrosa de $167 mil millones. El proyecto promete generar tres veces más electricidad que la presa de las Tres Gargantas, aumentando la capacidad de energía limpia de China y estimulando su economía. Sin embargo, la presa ha generado alarma en países aguas abajo, especialmente India y Bangladesh, por posibles impactos en la seguridad del agua, el flujo del río y la estabilidad regional. Los ambientalistas y defensores de los derechos humanos también han expresado preocupaciones sobre la falta de transparencia, consulta y posibles daños ecológicos. La medida subraya las crecientes tensiones geopolíticas en Asia del Sur y destaca los complejos compromisos entre las ambiciones de energía verde y los derechos de agua transfronterizos.
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